Si estás pensando en celebrar tu boda o ya tienes fecha para los próximos meses del año que se inicia, seguro que ya has elegido el vestido y la mayoría de los complementos (zapatos, velo o tocado, joyas…). Pero hay algo importante a lo que tal vez estés dando vueltas y en los que, sin duda, los invitados también podrán sus miradas: los centros de mesa. Como todo lo que rodea a la ceremonia nupcial, estos siguen la tendencia ecléctica. No es que todo valga; se trata de mezclar elementos originales –que, en principio, no tienen mucho que ver entre sí-, pero con gusto y equilibrio.

Caminos de mesa rústicos y luz controlada

Si la boda va a tener lugar en una finca las tendencias están muy definidas y claras (con menor profusión también valen para salones interiores). Los caminos de mesa regresan con fuerza; quedan estupendos sobre mesas de madera –alargadas o redondas- en algodón, tejidos o elaborados a mano (ganchillo, bolillos…) y en tonos muy claros. Hay una apuesta fuerte por el blanco roto. La luz es otro elemento a tener en cuenta. Las velas, de distinta altura y grosor pueden recorrer la mesa en un cálido pasillo.

Tonos plateados y mucho cristal

Si te decides por los candelabros, opta por los plateados (o los tonos dorado ocre). Apuesta por los vasos, jardineras y vasitos de plata (o plateados) y también por el cristal, en todos los formatos: jarrones y jarras, vasos, botellas de cuello largo… Se pueden utilizar solo como elemento decorativo.

… y siempre las flores

No dejarán de asociarse a una boda, nunca. La tendencia se desdoble. Por un lado, la sucesión bouquet de flores silvestres en recipientes a lo lardo de la mesa y, por otro lado, los caminos que combinan las hojas verdes, por ejemplo de olivo, con rosas blancas o rosas (o cualquier otras flor delicada en tono claro.